La educación chilena y su deficitaria calidad han permitido que el desarrollo analítico de cada persona sea mínimo, reduciéndose aún más la posibilidad de que estos sean capaces de observar y criticar un hecho lo más objetivamente posible, menos defender una postura u opinión con argumentos sólidos, no meros comentarios sensibilizadores. Sin embargo hay herramientas que potencian el análisis, como el debate, el cuál sólo es desarrollado en tercero de educación media, en la unidad de Argumentación, dedicándosele escaso tiempo, a pesar de su gran utilidad.
Es sabido que en la actualidad el 40% de los alumnos que ingresan a estudiar pedagogía no puede extraer conclusiones de un texto simple. Y cuando se transforman en profesores 4 años más tarde, siguen sin poder hacerlo, y así se convierten en educadores. Se sabe que no más del 10% de la población adulta de Chile - egresada de educación superior - entiende completamente lo que lee.
De este modo la masificación del debate desde la enseñanza media y, si fuese posible, enseñanza básica, sería una útil herramienta para el mejor desarrollo intelectual de los escolares, universitarios y potenciales ciudadanos, al hacerlos enfrentarse a un tema con dos posturas contrapuestas, definidas al azar, donde se debe defender muchas veces aquella totalmente contraria a lo que uno cree, haciéndose un doble esfuerzo pues además de informarse en más profundidad del tema, debes impregnarte de una ‘ideología’ contraria a ti, pero que debes defender a muerte apelando a la lógica y a un uso adecuado del lenguaje, mezclando convicción y persuasión.
Así vemos como esta herramienta sirve para lograr y acabar un nivel más alto en el pensamiento, no sólo quedarse con las opiniones o apreciaciones que nos formamos de las cosas, sino que ser capaces de inferir situaciones a partir de un análisis generalizado de lo que observamos; es decir, alcanzar el pensamiento crítico.
Las instancias sociales que nos ofrece este desarrollo crítico del debate, permite interactuar con otras personas, con realidades diversas, en instancias en que estas diferencias se esfuman y se encaran como iguales, dando paso a discusiones ágiles donde no prima el nombre ni quien tiene la razón, sino que prima el equipo que ha sido capaz de desarrollar una mejor defensa de su postura, utilizando bases fidedignas y pertinentes, realizando una secuencia lógica de los argumentos y demostrando porque esto debiera ser así. De este modo, el ejercicio del debate es muy significativo, pues el nivel de análisis que uno va desarrollando va en considerable aumento, al potenciarnos psicológica e intelectualmente, otorgándonos muchos más elementos para enfrentar el mundo lejos de la seguridad del hogar o el colegio, volviéndonos asertivos y profundamente críticos de la realidad circundante.
Es así que este elemento cada día se vuelve más necesario, en un mundo que nos pide a gritos que hagamos algo por él, donde la única forma de resolver los problemas que nos aquejan como sociedad es formar conciencia, pero para eso debemos ser capaces, antes que todo, de resolver y analizar cada situación, por cotidiana que sea, asimilarla y luego aplicar lo aprendido de manera macro. Debemos entender que si hoy en día no somos capaces de comprender ni lo que leemos, menos seremos capaces de comprender el mundo y aspirar a tener una vida plena, donde cada situación adversa pueda ser revertida y donde cada ciudadano sepa donde está parado y no se encuentre a la deriva y perdido en un mar de gente que prefiere sobrevivir y no vivir.
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