lunes, 9 de febrero de 2009

¿Quién es?

El cansancio la dominaba, no quería ir y al final lo hizo sólo por complacer a su madre. Se calzó las zapatillas y abrió la puerta, bajó y avanzó por el estacionamiento hasta llegar a la puerta de acceso, caminó por un largo pasillo hasta las escaleras y subió uno a uno los peldaños, los contó, eran 24; dobló hacia la izquierda y avanzó por otro pasillo hasta el final, ahí estaba la 249.

Ingresó a dicha sala y lo encontró sentado sobre su cama, con un montón de naipes y cartones de dibujos animados; él la vió, ella lo besó y él preguntó: ¿Quién es?, apuntando a una de sus cartas. Ella se sentó a su lado y él repitió dicha pregunta durante los 20 minutos que siguieron, y ella con toda la dulzura le respondía; cada una tenía distintos diseños, pero no faltaron las que él recogía varias veces, volviendo a preguntar: ¿Quién es?.

Su madre y su hermana salieron a conversar, ella se quedó ahí acariciando su liso cabello y mirándolo; mientras él apuntaba para todos lados tratando de reconocer alguna cara ya conocida, preguntando: ¿Quién es?. Entró la enfermera y él la saludó repitiendo: ¿Quién es?. Derrepente su cabeza se fue hacia atrás y él lentamente se fue acostando sobre la cama, transcurrieron 6 segundos en que su cuerpo yació inmóvil, luego la miró, apuntó la TV y preguntó: ¿Quién es?.

Al rato, preguntó por su mamá y ella le respondió: Viene ahí, y él la miró y le preguntó: ¿Quién es?. Ella le sonrió y le dijo: Tía, mientras él miraba sus cartas y volvía a preguntar: ¿Quién es?.

Sucedieron mil veces las mismas preguntas, sucedieron otras tantas sus crisis y momentos de inamovilidad, pero aquellos ojos marrones nunca dejaron de verla con cariño, y ella nunca dejó de hacerle sentir que ella también lo amaba. Cuando dijeron adiós, ella lo besó en la frente y le dijo: Dame un beso y abrázame fuerte, él la entendió y lo hizo, ella abrazó a su hermana y ávanzó hacia la puerta junto a su madre, mientras él agitaba su mano diciendo: Chao.

Ella salió de la sala y lloró amargamente durante varios minutos. No olvidó su cara por largo rato. Ahora sólo ansía el momento en que vuelva a oír a aquel niño decirle Tía, sólo al verla.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Espero que todo salga bien Nicole :)

Simón.