No sé en qué estoy, actualizo una y otra vez la página de inicio, esperando un mensaje, un comentario, quizás sólo una señal de vida. La calma y la ansiedad se turnan a través de las horas, mientras sigo mirando el teléfono, anhelando que suene, queriendo que suene sólo el león. Tengo confianza (aunque a ratos temo mucho que sea absurda y ciega) en que mañana podré abrazarte una vez más y decirte cuanto te quiero, que me agobia estar lejos de ti, que te extraño, que quiero estar contigo, que sé que podemos estar juntos otra vez, y bien.
Ven, cariño, ven.
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