Escurridizo te siento, como un hielo que derritiéndose al ser tocado; lleno de fantasmas, con la mirada nublada, conteniendo, esperando.
¿Hasta dónde debo llegar? Esa es la pregunta constante. ¿Dónde está el límite? No quiero apresurarme, pero tampoco quiero que me flaqueen las fuerzas si he de tomar un decisión. Tal vez termine como siempre, inamovible ante el pasado (que es pesado, más que pisado).
Pretendo que esta vuelta encuentre una salida, que deje de girar y regresar al mismo punto. No quiero una más, no más.
Y así, mientras te espero, no puedo sino pensar en el sonido del reloj, en lo débil que me siento
(Inconcluso)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario