Entre ayer y hoy muchas cosas han pasado por mi cabeza; entre nosotros y tú muchas cosas han pasado por mi corazón. Estoy rodeada de fantasmas, antiquísimos, que permanecían escondidos en una caja, hasta que tuve la osadía de abrirla y deshacerme de ella. La verdad siempre ha sido éste un pensamiento y sentimiento latente, nunca desaparecido, tampoco olvidado. Mi principio, al parecer, sigue siendo el sin perdón, ni olvido, pero quizás, después de tantos años, sea el momento de soltar el agua estancada. Pero es difícil, hace tiempo que no son sus recuerdos los que me duelen, sino mi propio dolor, mi humillación, mis lágrimas. Y ante eso, las cicatrices son profundas, quizás imposible de borrar.
Estos días he sentido que tenías algo de razón, incluso siento culpa... tal vez te engañé, tal vez mi corazón te engañó, tal vez yo engañé a mi corazón, tal vez mi corazón me engañó; pero luego pienso que fue el engaño más dulce de todos, y ante eso ningún pasado puede ser más real. Aún así, todavía me cuesta decidir qué es amar; cuando estabas frente a mí me lo pregunté infinitas veces y cuando no estabas lo sentía calándome hondo, y luego te vi y sólo eras un mal actor, intentando ser otra persona, matando a quien yo quería.
No sé si es posible amar de diversos modos, no sé si lo amé, no sé si te amé, tampoco sé si hoy amo, sólo sé que él siempre permanecerá ligado a mis más profundos dolores y tú siempre permanecerás ligado a mi más profunda breve plenitud. Entonces, gracias. Sin embargo vamos por la calle en dirección contraria: tú pensando, yo viviendo, tú viviendo, yo pensando; y ahora me siento lo suficientemente perdida para no saber siquiera en qué calle estoy, o si quiero de nuevo tenerte en mi camino.
Por ahora, la vida está empeñada en obligarme a ver(me). Sola. Y aprender.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario