Vivimos en la conmoción de los sentidos, repletos de dolor negado, negándonos, siempre evitando la dureza de enfrentar el espejo y descubrir que las heridas que se sufren y duelen son las propias, porque tememos.
Quiero llorar mis penas y sufrir mis dolores, con la misma intensidad que mi cuerpo disfruta del tacto: perdiendo mis sentidos, llegando al límite, serenándome. Llegar a ti, acabarte, revivir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario