Te veo y no me importa saber si estás bien o mal. Que lata ser insignificante ya.
Es raro preguntarse y entender lo efímero que somos las personas en la vida de los otros, así como fuiste en la mía. No es nostalgia, tampoco pena, ni alegría... es un sentimiento de póngase-aquí-un-concepto-misterioso-por-inventar. Quizás todo cambió y bien que haya sido así, pero las nauseas al pensar en verte no se acaban. ¿Cómo puede caer tanta decepción en una persona y por una persona? Estas preguntas retóricas son algo desesperantes.
Suena contradictorio dedicar un par de palabras nuevamente a tí, o a lo que significaste en mí, y decir que eres insignificante. Pero no es acaso esto una seguidilla de discursos que pueden asegurar que lo significante es significante mientras es ocupado y luego pasa a ser parte de las cosas que significantemente son insignificantes.
Que paha haber sido parte de tu vida, que paha que hayas sido parte de la mía.
Lo que no quiere decir que no haya significado nada lo que aprendí, pero significativamente eres insignificante en mí, porque lo que ahora siento no es más que una reafirmación de lo que nunca sentí por tí y que siempre debí sentir y no creí.
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