El conocimiento forjado en las aulas universitarias ha de quedarse mayoritariamente dando vueltas en las mismas aulas que lo vieron nacer; la práctica social de dicho conocimiento no se da, pues se enfrasca el conocimiento en las elites universitarias. Se dice educación para todos, mientras nosotros, los educados, no hacemos más que reproducir esa desigualdad, al no querer sacar a nuestra disciplina desde el círculo de privilegiados en el que estamos inmersos.
Formamos "conocimiento científico" desde el análisis de la realidad social, mientras ese conocimiento no regresa a su origen.
Lo académico no creo que tenga razón para estar separado de una práctica social concreta y concretizante. La falsa dicotomía entre Teoría y Práctica nos ha hecho obviar la realidad dialéctica existente, la síntesis entre ambas.
Querer empoderarse de nuestro rol como sujeto social no es creerse la vanguardia. Es aspirar a envolverse en esta realidad, que nos pertenece a todos; nutrirnos del todo, mientras lo nutrimos.
Asumir que como seres sociales somos parte del cómo se va construyendo nuestra historia y realidad social, es asumirnos como verdaderos transformadores. Y ese rol de transformadores no es una decisión personal, es una realidad existente que hace falta que realicemos.
No es jugar a ser revolucionaria, es serlo. Creer que tus acciones por muy nimias que parezcan están hechas en pos de una transformación mayor. Somos ciudadanos y científicos a la vez, no uno a veces y otro las otras.
“Somos lo que hacemos. Pero, sobre todo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” Eduardo Galeano.Cita robada del Seminario de Tesis para optar al Grado de Licenciado en Historia de Daniel Fauré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario