El amor es un poder activo en el hombre, un poder que atraviesa las barreras que separan al hombre de sus semejantes y lo une a los demás; el amor lo capacita para superar su sentimiento de aislamiento y separatidad, y no obstantes le permite ser él mismo, mantener su integridad. En el amor se da la paradoja de dos seres que se convierten en uno y, no obstante, siguen siendo dos.
En el ejercicio de un afecto activo, el hombre es libre, es el amo de su
afecto; en el afecto pasivo, el hombre se ve impulsado, es objeto de
motivaciones de las que no se percata (…) el amor es una acción,
la práctica de un poder humano, que sólo puede realizarse en la
libertad y jamás como resultado de una compulsión.
El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un «estar
continuado», no un «súbito arranque». En el
sentido más general, puede describirse el carácter activo del amor
afirmando que es fundamentalmente dar, no recibir.
¿Qué es dar? Por simple que parezca la respuesta, está en realidad plena de ambigüedades y complejidades. El malentendido más común consiste en suponer que dar significa «renunciar» a algo, privarse de algo, sacrificarse.
Para el carácter productivo, dar posee un significado totalmente distinto: constituye la más alta expresión de mi potencia. En el acto mismo de dar, experimento mi fuerza, mi riqueza, mi poder. Tal experiencia de vitalidad y potencia exaltadas me llena de dicha. Me experimento a mí mismo como desbordante, pródigo, vivo, y, por tanto, dichoso. Dar produce más felicidad que recibir, no porque sea una privación, sino porque en el acto de dar está la expresión de mi vitalidad.
¿Qué
le da una persona a otra? Da de sí misma, de lo más precioso que
tiene, de su propia vida. Ello no significa necesariamente que
sacrifica su vida por la otra, sino que da lo que está vivo en él
-da de su alegría, de su interés, de su comprensión, de su
conocimiento, de su humor, de su tristeza-, de todas las expresiones
y manifestaciones de lo que está vivo en él. Al dar así de su
vida, enriquece a la otra persona, realza el sentimiento de vida de
la otra al exaltar el suyo propio. No da con el fin de recibir; dar
es de por sí una dicha exquisita. Pero, al dar, no puede dejar de
llevar a la vida algo en la otra persona, y eso que nace a la vida se
refleja a su vez sobre ella; cuando da verdaderamente, no puede dejar
de recibir lo que se le da a cambio. Dar implica hacer de la otra
persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado.
Algo nace en el acto de dar, y las dos personas involucradas se
sienten agradecidas a la vida que nace para ambas. En lo
que toca específicamente al amor, eso significa: el amor es un poder
que produce amor; la impotencia es la incapacidad de producir amor.
Marx ha expresado bellamente este pensamiento: «Supongamos,
al hombre como hombre,
y su relación con el mundo en su aspecto humano, y podremos
intercambiar amor sólo por amor, confianza por confianza, etc. Si se
quiere disfrutar del arte, se debe poseer una formación artística;
si se desea tener influencia sobre otra gente, se debe ser capaz de
ejercer una influencia estimulante y alentadora sobre la gente. Cada
una de nuestras relaciones con el hombre y con la naturaleza debe ser
una expresión definida de nuestra vida real,
individual,
correspondiente al objeto de nuestra voluntad. Si amamos sin producir
amor, es decir, si nuestro amor como tal no produce amor, si por
medio de una expresión de vida
como personas que amamos, no nos convertimos en personas
amadas, entonces nuestro amor es
impotente, es una desgracia».
Erich Fromm
"El arte de amar"
1 comentario:
Que es el amor ... Sino esa energía capaz de volver la tristeza en alegrías ... Esa fuerza que hace que una madre haga lo que sea por sus hijos amados inclusive dejar de comer si es necesario. Dar la vida por los tuyos ... Esa fuerza más poderosa que diez bombas atómicas, esa fuerza que hace que te levantes día a día a trabajar a ser mejor cada día ... Esa fuerza que te hace sentir vivo de nuevo, ilumina tu camino y le da distintos colores ...
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