Desde un veintinueve un pedacito de nuestra alma se fragmentó, para unirse al infinito mar del polvo; desde ese veintinueve que moras en mi corazón, apareciendo con tu bigote y sonrisa incompleta, tu olor a cigarro y risa pegajosa, tus ganas de porotos, ajo y pebre, tu cariño y compañía infinita.
Desde otro veintinueve que encontré en el suelo de la vida un nuevo trozo de alma, con el cual darle sentido a mis días y a toda la vida que me queda por vivir; desde ese veintinueve que hay una luz nueva en la casa, una risa que nos reúne cuando creíamos todo roto.
Desde hace varios veintinueves que te extraño, pero desde hace otros veintinueve que volviste a nosotros.
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