jueves, 29 de junio de 2017

Llorar a lágrima viva

Ayer recordé a mi tío, sus ensaladas enormes con ajo: tomate con ajo, repollo con ajo, apio con ajo. Ajo con ajo. Él se fue hace 4 años de este mundo, pero dejó sus sabores aquí, también su risa, su bigote sucio con ají, sus dientes perdidos, su devoción, sus "mi reina".

A veces el día a día no nos permite detenernos; en esos casos, si algo nos emociona, solemos botar un par de lágrimas que no son más que un triste recordatorio de que vivimos una vida que no queremos vivir, que somos aquello que juramos no ser. Hoy me lo reprocho.

Ayer se me cayó una lágrima, iba camino al trabajo, no podía permitirme más; hoy lo recuerdo y aún contengo la emoción.




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